Sí, lo sé y los sabemos
todos. Hay muchos blogs “volando” por el universo de Internet, cientos de ellos
son de Psicología y algunos o muchos de ellos bastante buenos. Creer que puede
ser necesario uno más es, en el mejor de los casos, dudoso e incluso es
probable que una osadía. ¿A cuento de qué crear otro?
Una de los motivos de hacerlo es dar salida a un
prurito personal, la satisfacción que produce rellenar un folio en blanco con
ideas que uno presume de razonables que se fundamentan en el estudio y que han
sido, siguen siéndolo, tamizadas por el propio quehacer profesional durante más
de 25 años.
Pero no sólo es ese factor “yo-ista” el que me
mueve a escribir esto.
La “psicoeducación”
es un componente importante del proceso terapéutico, que puede se definido como
un proceso de comunicación por el que un Psicólogo aporta información relevante
al paciente sobre la alteración, emocional o de conducta, que padece
Gracias a ella, el paciente sabrá qué puede esperar
del tratamiento que se le propone, conocer la lógica del problema por el que
acude a la consulta y la fundamentación teórica y práctica de las técnicas que
el Psicólogo le plantea para afrontar su solución. Gracias a eso se facilita la
motivación hacia el tratamiento, además de reducir el misterio innecesario que
muchas veces lo envuelve. Pero, además, es una actividad éticamente necesaria.
Un proceso terapéutico es una actividad que debe realizarse desde el respeto a
la dignidad de la persona. Ese respeto exige que la persona disponga de una
información veraz, fiable y leal que le permita decidir de una forma autónoma
seguir o no el tratamiento que se le propone. Es un factor necesario para la
creación del clima de confianza que debe regir la relación terapéutica.
Un espacio, este blog, al que los pacientes (sus
principales destinatarios) puedan dirigirse para resolver dudas en el momento
en que ellos lo decidan aporta calidad a la relación terapéutica y fomentar la
libre decisión de quien está realizando o está decidiendo realizar una terapia.
Por tanto, ¿qué me pasa?, ¿porqué me pasa?, ¿qué
puedo hacer?, ¿qué puedo esperar de la terapia? y ¿qué no debería esperar de la
terapia? Son algunas de las preguntas para las que espero ir proponiendo
algunas respuestas.
Dado que este blog no será un coto cerrado, otras
personas interesadas por la Psicología
Clínica en general, o por las emociones o por los trastornos
emocionales también puede resultarles de interés la lectura de algunos de los
temas que aquí se traten. Pero la diana principal hacia la que apunta este son
los pacientes.
Hasta la siguiente.
Sean ustedes felices.
Estoy muy contento y orgulloso de que mi psicólogo de cabecera y de confianza escriba sobre lo que sus pacientes necesitan conocer. Es una forma de recordar que la terapia siempre es necesaria hasta cuando uno cree que le es del todo ajena, y que es un hábito que no refleja nada nuevo a la persona, que es capaz de autoabastecerse por si misma en su esfera psicológica. Creo que el terapeuta es tan necesario como la vida misma, como el comer, y como el respirar, y que si bien, no todo el tiempo vamos o debemos estar haciendo terapia, como una vez me comentaste y me pusiste el ejemplo de Woody Allen, si que de este modo estamos en una lección continua y eficaz contra los malos pensamientos y contra cualquier cosa que nos afecte, ya que siempre seremos capaz de hacerle frente, pero no solos, sino contando siempre con la ayuda de un experto, que nunca podrá ser otro, sino solo tú.
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